De noche

Son ya varias noches en las que no duermo bien, estoy aislada, extrañando a mis amigos , limitada por cosas tan absurdas como el dinero, ya llegaré, esperenme, ya llegaré. Pero no me puedo quejar con gusto, estoy con mi taza aromatizando mi solitaria estadia, he leído un poco de baudelaire, su moral, las voluptuosidades del opio y su spleen, también traigo algo de bataille y su imposible que lo mantiene unido a la vida; sí, soy como el buho mi amada Laura: mezcla de horror, amor desgraciado y lucidez. Mi vida es un caos como siempre y como todas, me encuentro en un remolino del cual he poco a poco emergido con trabajo; bueno en realidad creo que ha sido por el instinto inherente de la naturaleza de sobrevivir y preservarse. Ya estoy harta de sentirme así de adormilada, ya no quiero sentir en mi cerebro ese hormigueo de la actividad relajada, de los pensamientos inofensivos, quiero levantarme sobre este mundo de mierda, taparme la nariz y buscar lo imposible pero cuando me dispongo a poner los pies sobre la tierra y observo la infinita extensión de mi era: la decadencia, violacea y verde radioactiva. Prefiero acurrucarme nuevamente en mi cama y preguntarle a Bataille qué es el imposible; mientras me duermo y me acaricia la cabeza me dice: Ay mi niña lo intenderás cuando quieras encontrar el sentido.