miércoles, septiembre 21, 2005

Convulsión

Vivo en éste plano terrenal,
al final cierro los ojos,
miro mi interior
y me da miedo,
pierdo todos mis sentidos,
me empequeñezco,
desaparezco.
Entonces busco la verdad...

lunes, septiembre 12, 2005

Desaparición

¿Desaparecería el día previsto?

No lo sabía, pero lo estaba preparando todo para hacerlo, ya estaba olvidándose del tiempo que era el primer paso, rompió los relojes de su casa; el de su muñeca lo conservo en una cajita porque era algo sentimental, quemó sus libros y comenzó a vaciarse en sus amigos para que el día que dasapareciera no se dieran cuenta que la habían perdido y que todo lo que les había dicho era parte de ellos desde hace tiempo, también dejó de lado las emociones apasionadas, dejó la ropa llamativa, cada día comía menos, respiraba pausadamente y dejaba la vista perdida en el vacío y más que nada deseaba con todas sus fuerzas desaparecer.

Olvidó los días, llegó tarde a todas sus clases hasta que se acostumbró, dejó de hablar con sus amigos paulatinamente, dormía poco y tomaba mucho café, se sentaba horas a esperar desaparecer, dejaba de moverse a ver sí asi lo lograba.

Un día sentada en el rincón de un café, se había terminado el expresso y sin pensarlo demasiado se levantó y se dirigió lentamente a la salida sin que nadie la detuviera, ya en la puerta volteó hacia adentro pero nadie la miró y se fue sin pagar; después entraba y salía sin pedir permiso de la clase hasta que dejó de ir, caminaba por las calles hasta tarde sin que nadie la mirara, hasta que dejó de ir a su casa y prefirió dormir en los parques, tomaba frutas de los puestos sin ninguna protesta, inclusive llegó a besar los labios de una hombre de ojos grises sin que él tuviera la certeza de lo que había pasado.

Sonrió al hacerlo, sonrió al darse cuenta que había desaparecido.

Recorrió lugares sorprendentes, ya nadie la detenía, nadie podía hacerle daño ni tampoco amarla, es cierto pero en ese estado su sufrimiento había perdido el sentido, su soledad desapareció con ella porque ya no había nadie que la dejara sola, se convirtió en una sombra, en la alucinación de algún loco que sonreía al verla pasar,en un espectro que dormía bajo el cobijo de los árboles, dejó de ser víctima del tiempo y la decadencia del mundo, conoció la libertad absoluta, pero a cambio de eso se convirtió en un testigo inmortal.

!Pobre¡ Condenada a la nada.

Pensé una noche cuando la vi sentada sobre mi sillón en la oscuridad mirando lo que tal vez ya había olvidado: El movimiento de las manecillas del reloj. Estuvo ahí varias semanas sin hacer una gesto hasta que me senté junto a ella a ofrecerle un café, lo bebió , me sonrió pero de repente sin darme cuenta había dejado la taza sobre la mesita y desaparecido.

!Pobre¡ Condenada a la nada.

Cuando me levanté la vi parada en medio del jardín con la cara al cielo mojándose con la débil lluvia; miré a mi alrededor, me sentí sola, los muebles, mi casa, el reloj, el maldito reloj, el maldito tiempo, me enfurecí y le prendí fuego a todo, corrí a abrazarla, me besó en los labios, se quitó lentamente la ropa y me cubrió del frío con su cuerpo desnudo, aspiré su olor a tierra mojada, acaricié su piel nívea de luna, bebió la sal de mi cuerpo, pasó sus dedos por mis pechos y más allá del ombligo, perdí la vista y gemí con todas mis fuerzas al vacío, el orgasmo me duró un siglo.
Me condené al nada.

viernes, septiembre 09, 2005

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Pata de nuevo. Me alegra que me acompañaras por el centro y aguantaras mis quejas e indecisiones.

miércoles, septiembre 07, 2005

Sabina

La belleza de Sabina estaba más allá de la candidez de su mirada, ella me sonreía todos los días al pasar frente a mi ventana, bajaba las escaleras y salía a comprar el pan en la mañana, leía un librito de poesía escondida en la azotea para que su padre no la viera, también se limpiaba las lágrimas con un pañuelo azul cielo que se guardaba en las calcetas; subía y bajaba todo el día haciendo el quehacer de la casa, a veces le llevaba café para que descansara…no puedo decir cuanto la amaba… se llevaba el pocillo a los labios, soplaba despacio para que el vapor no le diera en la cara, me miraba con los ojos brillosos y bebía lentamente, saboreando, yo quiero pensar que lo hacía para prolongar mi compañía. A veces en la madrugada llegaba a hurtadillas, tocaba en mi ventana con su anillo de fantasía, tenía en la cara una bofetada y yo le limpiaba a veces la sangre con un pañuelo húmedo, ella nunca se quejaba, le prestaba un camisón, la acostaba en mi cama y dormía abrazada a mi cuerpo, luego esperaba a que se durmiera para darle un beso en la cara, yo quiero pensar que no dormía y que también me amaba en secreto. La belleza de Sabina estaba más allá de la suavidad de sus facciones y sus ojos tristes, ella resistía el dolor sobre su espalda, se levantaba apoyando las dos manos en el suelo cuando él la tiraba y nunca agachaba el rostro cuando le escupía y se veía tan hermosa con su voluntad de granito, luchando a hierro ardiente por mantener su dignidad intacta. Pero una mañana encontré su pañuelo debajo de mi almohada y ya no hubo más café, ni más poesías, ni más madrugada abrazadas. Dos días después a su padre lo pescó la policía, nunca volví a ver a Sabina, yo quiero pensar que lee poesía en un parque, con una bufanda azul cielo en el cuello y que me extraña y ya no se seca las lágrimas.

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Otro dibujo de Pata (mailto:mourfeus@hotmail.com)

El recuento

Después de 4 días intensos regresé a mi querido hogar, escribo para agradecer a tooodos los participantes, ya que gracias a ellos comprobé la clase de materia oscura de la que estoy hecha, gracias por demostrármelo y darme ese extraño valor. A todos los que me vieron el sábado, domingo, lunes y martes durante la mañana, tarde, noche o madrugadas ya sea durante un rato u horas enteras les digo que los extraño a todos y que sigan preocupándose porque cuando nos volvamos a ver nos la vamos a pasar muy bien. (*precaución: la palabra bien en el diccionario de la maga no esta sujeta a las limitaciones de la moral) Yo sé que les encanta.
Si, a veces se me pasa la mano al ser como soy pero ya lo saben, no es mala mi intención, sólo me dejo llevar por mi naturaleza, no quiero que me pase como al dragón.

jueves, septiembre 01, 2005

Aquel viejo sentimiento


Al pensar en tí lo único que siento es piedad por esa parte de mí que alguna vez te amó, por esa mujer que te quiso tanto, que lloraba lagrimas ardientes en la oscura intimidad de su habitación, aquella mujer que de tanto amor llegó a odiarte salvaje y asesinamente; esa mujer le suplicó a Dios la amaras. Y no sabes cuantas veces quise consolarla diciéndole que no valías uno de sus suspiros; no encontrando otra salida fui y toqué a tu puerta. Al verte sonreí pensando en ella y sentí compasión pero también alegría porque se secó las lágrimas, te abrázó, te besó y te tuvo para ella por una efimeridad, y no sintió nada; después se río, se sintió tonta, te dejó ir y desapareció con el alivio de que todo su sufrimiento por tí había sido en vano.