miércoles, septiembre 07, 2005

Sabina

La belleza de Sabina estaba más allá de la candidez de su mirada, ella me sonreía todos los días al pasar frente a mi ventana, bajaba las escaleras y salía a comprar el pan en la mañana, leía un librito de poesía escondida en la azotea para que su padre no la viera, también se limpiaba las lágrimas con un pañuelo azul cielo que se guardaba en las calcetas; subía y bajaba todo el día haciendo el quehacer de la casa, a veces le llevaba café para que descansara…no puedo decir cuanto la amaba… se llevaba el pocillo a los labios, soplaba despacio para que el vapor no le diera en la cara, me miraba con los ojos brillosos y bebía lentamente, saboreando, yo quiero pensar que lo hacía para prolongar mi compañía. A veces en la madrugada llegaba a hurtadillas, tocaba en mi ventana con su anillo de fantasía, tenía en la cara una bofetada y yo le limpiaba a veces la sangre con un pañuelo húmedo, ella nunca se quejaba, le prestaba un camisón, la acostaba en mi cama y dormía abrazada a mi cuerpo, luego esperaba a que se durmiera para darle un beso en la cara, yo quiero pensar que no dormía y que también me amaba en secreto. La belleza de Sabina estaba más allá de la suavidad de sus facciones y sus ojos tristes, ella resistía el dolor sobre su espalda, se levantaba apoyando las dos manos en el suelo cuando él la tiraba y nunca agachaba el rostro cuando le escupía y se veía tan hermosa con su voluntad de granito, luchando a hierro ardiente por mantener su dignidad intacta. Pero una mañana encontré su pañuelo debajo de mi almohada y ya no hubo más café, ni más poesías, ni más madrugada abrazadas. Dos días después a su padre lo pescó la policía, nunca volví a ver a Sabina, yo quiero pensar que lee poesía en un parque, con una bufanda azul cielo en el cuello y que me extraña y ya no se seca las lágrimas.

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