lunes, septiembre 12, 2005

Desaparición

¿Desaparecería el día previsto?

No lo sabía, pero lo estaba preparando todo para hacerlo, ya estaba olvidándose del tiempo que era el primer paso, rompió los relojes de su casa; el de su muñeca lo conservo en una cajita porque era algo sentimental, quemó sus libros y comenzó a vaciarse en sus amigos para que el día que dasapareciera no se dieran cuenta que la habían perdido y que todo lo que les había dicho era parte de ellos desde hace tiempo, también dejó de lado las emociones apasionadas, dejó la ropa llamativa, cada día comía menos, respiraba pausadamente y dejaba la vista perdida en el vacío y más que nada deseaba con todas sus fuerzas desaparecer.

Olvidó los días, llegó tarde a todas sus clases hasta que se acostumbró, dejó de hablar con sus amigos paulatinamente, dormía poco y tomaba mucho café, se sentaba horas a esperar desaparecer, dejaba de moverse a ver sí asi lo lograba.

Un día sentada en el rincón de un café, se había terminado el expresso y sin pensarlo demasiado se levantó y se dirigió lentamente a la salida sin que nadie la detuviera, ya en la puerta volteó hacia adentro pero nadie la miró y se fue sin pagar; después entraba y salía sin pedir permiso de la clase hasta que dejó de ir, caminaba por las calles hasta tarde sin que nadie la mirara, hasta que dejó de ir a su casa y prefirió dormir en los parques, tomaba frutas de los puestos sin ninguna protesta, inclusive llegó a besar los labios de una hombre de ojos grises sin que él tuviera la certeza de lo que había pasado.

Sonrió al hacerlo, sonrió al darse cuenta que había desaparecido.

Recorrió lugares sorprendentes, ya nadie la detenía, nadie podía hacerle daño ni tampoco amarla, es cierto pero en ese estado su sufrimiento había perdido el sentido, su soledad desapareció con ella porque ya no había nadie que la dejara sola, se convirtió en una sombra, en la alucinación de algún loco que sonreía al verla pasar,en un espectro que dormía bajo el cobijo de los árboles, dejó de ser víctima del tiempo y la decadencia del mundo, conoció la libertad absoluta, pero a cambio de eso se convirtió en un testigo inmortal.

!Pobre¡ Condenada a la nada.

Pensé una noche cuando la vi sentada sobre mi sillón en la oscuridad mirando lo que tal vez ya había olvidado: El movimiento de las manecillas del reloj. Estuvo ahí varias semanas sin hacer una gesto hasta que me senté junto a ella a ofrecerle un café, lo bebió , me sonrió pero de repente sin darme cuenta había dejado la taza sobre la mesita y desaparecido.

!Pobre¡ Condenada a la nada.

Cuando me levanté la vi parada en medio del jardín con la cara al cielo mojándose con la débil lluvia; miré a mi alrededor, me sentí sola, los muebles, mi casa, el reloj, el maldito reloj, el maldito tiempo, me enfurecí y le prendí fuego a todo, corrí a abrazarla, me besó en los labios, se quitó lentamente la ropa y me cubrió del frío con su cuerpo desnudo, aspiré su olor a tierra mojada, acaricié su piel nívea de luna, bebió la sal de mi cuerpo, pasó sus dedos por mis pechos y más allá del ombligo, perdí la vista y gemí con todas mis fuerzas al vacío, el orgasmo me duró un siglo.
Me condené al nada.

3 comentarios:

aus dijo...

Cuando uno intenta desaparecer enfurecidamente y se entrega a otra sombra... termina siendo una entrega total, dos "condenadas a la nada" conforman un todo.

Anónimo dijo...

Aveces el quere desaparecer es imposible, pues en la sociedad capitalista en la que nos ha tocado vivir NO LO PERMITE, pero lo que acabo de leer...me da la esperanza que si puede suceder.

Cobayo dijo...

Me gustó señorita Maga, me gustó mucho. Pero si yo desapareciera no bebería café... sólo sería la nada más morbosa del planeta... mmm hoy tras pantaletas rojas ¡yea!